I Jornadas de Patrimonio Histórico de Zuera

Presentación del trabajo de restauración y conservación de:

  • Grisallas renacentistas del siglo XVI

  • Escena de San Jorge y el dragón

  • Manuscritos de los siglos XIII, XIV y XVI

Las Jornadas de Patrimonio histórico de Zuera, celebradas hoy, han sido inauguradas por la directora general de Patrimonio Cultural, Marisancho Menjón, el alcalde de Zuera, Luis Zubieta, y la familia de Buen, propietaria de las pinturas renacentistas cedidas al Ayuntamiento de Zuera en 2019.

Pilar de Hoyos y Fernando Guerra-Librero, especialistas en arte, conservación y restauración han explicado la intervención integral de las grisallas, instaladas en el Teatro Reina Sofía. Por su parte, Alberto Sevilla Conde, arqueólogo e historiador ha revelado el contenido de los manuscritos y su importancia en la historia de Zuera.

La directora general de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón, Marisancho Menjón, ha destacado

el esfuerzo tan importante que han hecho no solo las instituciones para financiar la recuperación de las grisallas sino también el esmerado trabajo que han llevado a cabo los técnicos para poder recuperarlas y situarlas en un espacio apto para su contemplación, compatible con una imprescindible conservación”.

GRISALLAS RENACENTISTAS

Instalación definitiva:
Teatro Reina Sofía de Zuera.

ESCENA DE SAN JORGE Y EL DRAGÓN

Instalación definitiva:
Salón de Plenos del Ayuntamiento de Zuera

Intervención integral: Ártyco – Arte, Conservación y Restauración S.L.

Grisallas renacentistas

Dimensiones: 1,925m de alto x 9,8m de ancho

Las grisallas renacentistas, halladas en la pared medianera de un inmueble en ruinas que estuvo ubicado en el solar de la Calle de San Pedro nº 37-39 (Plaza de España) de Zuera, aparecieron al realizar el derribo del edificio a comienzo de los años 70. Fueron generosamente cedidas por sus propietarios, la familia de Buen, al Ayuntamiento de Zuera en 2019.

La intervención integral de conservación de estas grisallas ha comprendido la protección, arranque, almacenamiento, conservación y restauración, reubicación y montaje de las pinturas en espacios públicos, para facilitar su contemplación y disfrute por parte de los zufarienses. La compleja conservación  ha sido posible gracias a la familia de Buen, a las gestiones y compromiso del alcalde Luis Zubieta por salvaguardar el patrimonio histórico y cultural de Zuera, y a la colaboración de la DPZ.

El edificio en el que se encontraron las pinturas pudo tener un uso posiblemente religioso que permitiría plantear la hipótesis de que fuese la “Casa de la Abadía” –como apunta la historiadora Carmen Morte–, que pasó posteriormente a funcionar como hospicio, gestionado por padres agustinos, el cual se mantuvo, al menos desde principios del siglo XVII hasta la Desamortización de Mendizábal en 1835-1836.

Las pinturas, cuya ejecución tuvo lugar probablemente en algún momento a partir del último cuarto del siglo XVI, son exponentes y forman parte del desarrollo y asimilación del lenguaje y del repertorio clásico renacentista que tuvo lugar en Aragón a partir de los últimos años del siglo XV. La autoría de las grisallas está sin determinar, aunque es posible relacionar las escenas renacentistas con el círculo del pintor Felices de Cáceres, quien desarrolló una prolífica obra como muralista en Aragón.

Todas ellas se realizaron para ornamentar los espacios más representativos del edificio. Las de planta baja de casi 10 metros de largo y 2 de altura, sobre un zócalo sin policromar cercano a un metro de altura, tuvieron que pertenecer a una estancia amplia y suntuosa. En el muro medianero permanecían algunas huellas de una antigua escalera principal, por la que se accedía a otro espacio de planta primera decorado con la escena de San Jorge.

En esta escalera hubo otra grisalla, que hoy, lamentablemente está desaparecida y de la que sólo hay un documento fotográfico. Se trata de una escena de Crucifixión, en la que, a los pies de la cruz, se puede apreciar la silueta de un personaje masculino orante, del que se vislumbra su indumentaria, la propia de un alto cargo de la jerarquía eclesiástica con capa y muceta bordeada de armiño, lo que indica que podría ser un papa, cardenal, o un arzobispo, quizá procedente de la realeza.

Este bien cultural ha tenido desde 1973 difíciles circunstancias para su conservación debido,  sobre todo, a su exposición a la intemperie durante tantos años, lo que ha provocado un deterioro progresivo desde su descubrimiento hasta el momento actual, a pesar de las medidas de protección que se fueron instalando para evitar su desaparición.

En la inspección previa de las pinturas, se pudo observar el precario estado de conservación que presentaba el revestimiento mural en la planta inferior del muro de cerramiento, mostrando una importante pérdida de adherencia entre los estratos con respecto al soporte mural, eflorescencias salinas, grietas de factura aparentemente reciente y desprendimiento de fragmentos de enlucidos y principalmente, un importante riesgo de derrumbe del propio muro medianero en el que se encontraban.

Durante los trabajos de inspección también se constató la existencia de restos de pintura mural en este mismo cerramiento, correspondientes a la planta principal, por lo que se hizo un trabajo de catas para confirmar la presencia de decoración ornamental de la época y determinar su posible relación con las grisallas del nivel inferior, en las que se descubrió bajo estratos de encalados de diversas tonalidades y un enfoscado de mortero de cemento, la escena de San Jorge y el dragón.

En la planta baja se conservaron tres escenas de grisallas delimitadas por elementos decorativos verticales (estípites antropomorfos), una de ellas de tema bélico probablemente inspirada en “La destrucción de Jericó” del Libro de Josué. Las otras dos, están extraídas de dos pasajes bíblicos, del libro Génesis del Antiguo Testamento, en las cuales se narra, en la escena central, uno de los episodios de la Historia de José, “José vendido por sus hermanos” y en la siguiente escena, a su derecha la representación de “Caín dando muerte a Abel”.

Las grisallas, de técnica al temple – principalmente negro carbón con aglutinante proteico -, se realizaron sobre un enfoscado grueso y un delicado enlucido de yeso en un paramento de fábrica muy irregular de tapial, con rellenos puntuales de mampostería, ladrillo y tierra sin compactar.

Dado que el muro que sustentaba las pinturas estaba destinado a ser demolido por el riesgo de derrumbe, una vez documentado todo, realizadas las adecuadas protecciones y diseñadas y construidas las estructuras de extracción, se procedió al arranque de los paneles de grisalla a stacco a masello, el cual fue extremadamente difícil, tanto por la naturaleza del muro, como por su estado de ruina y sus enormes dimensiones y pesos.

Una vez trasladados al taller, se iniciaron los trabajos de restauración consistentes en consolidación del soporte y el estrato pictórico, sellado de grietas y fisuras, limpieza de la superficie y retirada de estratos obsoletos, reintegración de volumen e integración cromática y protección.

Ártyco:

Todos nosotros hemos pretendido actuar con sensibilidad, corrección y respeto, confiriendo a las grisallas la fuerza necesaria para recuperar su estabilidad física y su belleza, para que continúen permaneciendo todo el tiempo que la historia, con toda su fuerza, a veces arrolladora, les permita, y para que las personas que se acerquen a contemplarlas puedan disfrutar de su presencia en sucesivas generaciones. Esta es nuestra responsabilidad, cuidar y proteger un patrimonio, un legado que no es nuestro solamente y que debemos hacer perdurar para un futuro que tampoco nos pertenece.”

Luis Zubieta, alcalde de Zuera:

Es un honor para mí como alcalde de Zuera presentar este trabajo de restauración y conservación de bienes patrimoniales de nuestro municipio. Salvaguardar nuestro patrimonio histórico y cultural es una responsabilidad, un compromiso municipal y una disposición e implicación personal para que el conocimiento de nuestro pasado más cercano nos siga uniendo y fortaleciendo nuestra identidad como pueblo, ciudadanos con la esencia de ser parte de este lugar, del sentimiento zufariense.

Rescatar las pinturas renacentistas fue un trabajo muy complejo, agradezco a la familia De Buen su generosidad al ceder al Ayuntamiento de Zuera estas obras; la intervención profesional de Ártyco y el apoyo de otras administraciones, empresas y personal del ayuntamiento. Con esta sinergia ahora es posible admirar esta riqueza patrimonial y disfrutar de su valor artístico, histórico y cultural, y lo más importante, que perduren y trasciendan en el tiempo.

Cuidar y preservar nuestro patrimonio para las generaciones venideras es un deber de todos/as.”

DOCUMENTOS MANUSCRITOS RESTAURADOS

  • Carta de mojonación de los términos de Zuera y Gurrea de Gá Datación: Año 1305

Acta notarial que recoge el proceso de delimitaciónn de los términos de Gurrea y Zuera, según la decisión de don Pedro Ximénez, alguacil del rey Jaime II.

Medidas: Pergamino de 65 x 55,3 cm

Datación: martes, 14 de septiembre de 1343, (-38): 1305

  • Vendicción de la torre.

Datación Año 1282 Pergamino manuscrito, con dos sellos pendientes de cera. Medidas: 320 x 365mm

  • Adición de sentencia arbitral.

Datación: Año 1511 Dada por los ciudadanos de Zaragoza (…) sobre pastos en el soto de la esparciera y vedado del horno De la Villa de Zuera.

Alberto Sevilla Conde:
La restauración y el análisis de estos documentos, que suponen una fuente de estudio de primerísima mano, nos ha permitido aproximarnos a la historia de nuestra Villa en épocas pasadas, a su organización social y política, al conocimiento de determinados personajes e, incluso, a alguno de sus problemas e inquietudes a lo largo de los siglos  XIII, XIV y XVI, fechas en las que se datan estos singulares manuscritos.”

 

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