
Rescatamos una alternativa para disfrutar, por segundo año consecutivo, del séptimo arte.
Nacieron en los años 30 del siglo pasado en Estados Unidos, se popularizaron en los 40 y 50 y cayeron en declive a partir de los 70 pero el autocine vuelve a irrumpir con fuerza.
Es posible crear un microcosmos seguro en el interior del propio coche y a la vez mantener la esencia de un espacio abierto.
Este año, contamos con Dirty Dancing, para revivir esta experiencia mágica en una noche de verano.
Un clásico de la década de los 80, una historia de amor prohibido que pertenece ya al imaginario colectivo, galardonada con un Óscar a la Mejor Canción Original de 1987 y un Globo de Oro.