El confinamiento nos paralizó. Conjurar el miedo y la incertidumbre en un contexto tan disruptivo se hizo necesario.
A las grandes crisis hay que vencerlas con solidaridad y coraje pero sobre todo con imaginación: una ventana más grande que el paisaje. Lo que inicialmente pensamos como algo pasajero se hizo principio de todo, tiempo desangrándose, azul y amargo.
Hoy, los textos y las imágenes son testigos de una realidad que nos ha tocado vivir. Zuera resistiendo como casa compartida que se cuida entre todos, el sol con sus signos lejos y nosotros siempre alerta para sembrar, en la tierra del dolor, rosas futuras que resguarden el eco de los jardines.
Estremece recordar los días padecidos, recorrerlos a través del vacío, buscar el sentido de tanta espera y, sin embargo, como escribió Herman Hesse,
hacer un esfuerzo para mirar…un árbol o al menos un trocito de cielo.
Mar Blanco
Concejala de Cultura