Gloria Bendita- Zuera Escena 2022

Texto: Mar Blanco, concejala de Cultura.

Este primer espectáculo profesional de la Compañía Arteria Producciones, dirigido por Ana García, es nuestra apuesta por la voz de la juventud que sonó firme y certera, y a la que el público respondió en pie.

Desde el primer momento asistimos a una perfecta sintonía entre títere y actor, compartiendo protagonismo en una original manipulación.

Josean Mateos es un actor comprometido, y como tal, utiliza el teatro  como herramienta crítica y social. No solo nos proporciona momentos divertidos y emocionales sino que traslada un mensaje que nos sacude por dentro.

Gloria no es un títere. Tiene entidad propia. Es una abuela entrañable que bien podría alcanzar ese lugar de una gran dama de la escena en este Festival. Su pasado artístico como cantante y actriz de revista sale al encuentro. Y lo reivindica dentro del mundo imaginario al que recurre Josean para librarse del miedo. Ambos, unidos en el movimiento pero perfectamente disociados como personajes, nos muestran la esencia más profunda de las cosas; entre la basura se descubre la verdad. Las apariencias son engañosas.

Si la humanidad tuviera ojos para ver y percibir al otro, sentiría la angustia vital de los diferentes: la del  joven actor con pánico escénico y la de la vieja vedette con síndrome de Diógenes que comparten piso por su precariedad económica. Ambos se necesitan para soportar la soledad y el desprecio de su entorno. A pesar de las innumerables conquistas sociales, pervive el estigma de quienes se salen del guión. Sobre el tapete agujereado de la mesa camilla hay un periódico que sigue manteniendo el interés cotidiano de los días -aunque sea a través de las esquelas-. No podemos obviar lo que nos muestra más allá de las palabras: la salud mental en la juventud, la orientación sexual y la muerte en soledad de los ancianos.

Cae escarcha sobre nuestras conciencias. En la ceremonia de las horas se sostiene el pulso silencioso del tiempo. Porque tú crees que el tiempo cura y que las paredes tapan, y no es verdad, no es verdad, escribía Lorca en Bodas de sangre.

Hacer del instante un final. Dejarlo caer como arena entre los dedos y entonar ese canto que, a fuerza de repetirlo, infunde el valor de seguir adelante: “Sobreviviré”. Crece el impulso, mientras se desvanece ese universo de fantasía en el que transcurre la acción.

Desde el viejo baúl, Gloria, bajo los brazos del aire de su boa roja, bendice la superación de su gran amigo. La de sí mismo. Esa es la mayor de las victorias.

Fotografías: Ricardo Giménez

 

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